Llamados a la Semejanza a Cristo

La vida del Reino de Dios empieza con una cultura del Reino. Una cultura del Reino empieza con una identidad del Reino. La identidad del Reino es la semejanza a Cristo Jesús, el segundo Adán.

Gloria a Dios amados hermanos. Hoy vamos a suplicar al Señor de venir abrir nuestros ojos sobre verdades fundamentales que no se han considerado o no se han aplicado como corresponde.

Gracias Señor Jesús por este tiempo. Gracias Señor por este día. Gracias Señor por la oportunidad de venir a Tus Pies. O Señor, perdóname por toda ofensa a Tu corazón en palabras, en acciones, en pensamientos, en disposiciones, en motivaciones y en omisiones. O Señor, lávanos con la sangre de Cristo Jesús y renuévanos desde el interior. O Señor, restaura el Gozo de la Salvación en nuestros corazones. Llénanos de Tu Santo Espíritu y concédenos de caminar de manera agradable a Tu corazón en el día hoy. Ilumina nuestros ojos sobre las maravillas de Tu Palabra y háblanos en el nombre de Cristo. Transcribe Tu verdad en nuestros corazones y libéranos de fundamentos y patrones sembrados que no provengan de Ti en el nombre de Cristo Jesús. O Señor, concédenos Tu Poderosa Gracia y Favor sobre nosotros y los nuestros.

Romanos 8: 29

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Filipenses 2:5

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

Todos nosotros tenemos una cultura. O sea un conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. Y es en base a esta cultura que actuamos y nos relacionamos. Lo que sucede es que varias veces venimos a Cristo conservando esta cultura. Aún más aplicamos o sometemos los preceptos de Cristo a esta cultura. Y esto es lo que se llama religión y es, para mí en este punto, la raíz fundamental de la dificultad en la formación de discípulos o la resistencia a ello. Caminar con Dios, el ser cristiano que es, en otras palabras, ser discípulo de Cristo Jesús, es un llamado a ser como el Primogénito de Dios, el segundo Adán. El movimiento espiritual que el Señor Jesús dejó es un reinicio de las generaciones de Dios desde la fundación. Es un reseteo en el programa divino con el hombre, de hecho con el universo entero. No es un programa para encajar en el antiguo programa ya en marcha. Por esto la muerte de Cristo Jesús era necesaria, era como apagar todo como realmente pasó como lo reporta Lucas en el capítulo 23, los versículos 44 al 45: Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Un nuevo inicio arrancaba que más adelante será seguido de una nueva tierra y de un nuevo cielo (Apocalipsis 21:1). El llamado para usted en este día es la confrontación de la vida del reino y la vida de una creencia en Dios por Cristo Jesús dentro de tu sistema de conocimiento, que es la religión. Somos el producto de siglos de discipulado de tradiciones paganas acentuadas con un marco de civilización greco-romano impulsado por la esclavitud, el colonialismo, el capitalismo y los movimientos reaccionarios que le han seguido como el comunismo. Nuestros sistemas educativos de los cuales derivan nuestros sistemas de conocimientos son esencialmente anti-Dios y negando y profanando lo sagrado. Las tinieblas reinan de igual manera donde ésta civilización no ha penetrado absolutamente o donde se mezclado, arraigado con prácticas ofensivas al corazón del Padre. En realidad, esto es lo que nos caracteriza en nuestra mayoría. Sin embargo, cuando venimos a Cristo, interpretamos a Cristo en este marco. ¿Cuál es el desafío? ¿Cuáles son las repercusiones? La realidad es que no vivimos el Reino de Dios y  Su Justicia. La realidad es la ausencia del fruto del Espíritu en nuestras vidas. La realidad es presencia de conflictos, rupturas en medio de nosotros, de nuestras congregaciones. La verdad es que no se ha recibido a Cristo Jesús como Señor y Salvador. En general, se recibe al Jesús Salvador, salvador de nuestros problemas, de nuestros fracasos, de nuestras enfermedades, del mundo destruido etc., pero no como Señor. Entonces surge lo que está al fondo de nosotros y nuestras relaciones, nuestras identidades no crucificadas. Surge la realidad de las áreas donde Él no es Señor o donde Su Señorío no ha sido establecido. Tener Su Señorío establecido es vivir según Su Palabra, según Sus Preceptos, como Él vivió. En el reseteo, Dios proveyó un modelo en el nuevo, en el segundo Adán, Cristo Jesús. Los ciudadanos de este Reino se deben conformar a esta imagen que Dios nos dio, no a través de la letra (la ley), sino a través de una persona como nosotros conociendo nuestra condición según escrito está: Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:16. El apóstol Pablo lo pone así en Filipenses 2:5-7: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 

La vocación cristiana es revestir a este Cristo, caminar a Sus pasos, guardando y aplicando Su Palabra. Entonces viviremos el Reino de Dios en nuestras vidas y nos relacionaremos en nuestras congregaciones según el Reino de Dios y Su Justicia. Nuestras vidas, nuestras casas y nuestras congregaciones tendrán un perfume del Cielo. Aleluya. Gloria a Dios.

Gracias Señor Jesús por Tu Palabra. Gracias Señor Jesús por Tu Luz, Gracias Señor Jesús por Tu Dirección. Gracias Señor Jesús por lo que me estás comunicando. Te suplico que me concedas de recibirla en mi corazón y de disponerme para que me transforme en el nombre de Cristo Jesús. Quiero vivir Tu Reino en mi vida, en mi familia, en la congregación con mis hermanos. O Espíritu Santo, ven con poder y deshaz todo fundamento humano y muéstranos Tu Reino, revélanos el Cristo Glorificado para dirigirnos hacia Él. Únenos en la búsqueda de la semejanza a Cristo que es buscar el Reino de Dios y Su Justicia. Gracias Señor Jesús por este nuevo día en mi vida, gracias por los cambios profundos y radicales que traes en mi vida en el nombre de Cristo Jesús, Amén!

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