¿De dónde sacar las fuerzas para una vida de perdón continuo?

El Espíritu del Señor te sostendrá y te renovará las fuerzas para seguir.
¡Gloria a Dios!
En el dolor y en la pena, Te alabaré y Te serviré mi Amado Señor. Aunque todo el infierno y su ejército se levanten, mi cuerpo, mi carne y los míos no acompañen, yo permaneceré, no soltaré, obedeceré a la visión que me has mostrado en algún momento. No soltaré lo que alguna vez vi y percibí con claridad y gozo aunque el polvo y las lágrimas, a mi vista, borrosa la han transformado. Pero me guío por la visión no por la vista, porque aunque tenga el corazón quebrantado, la visión lo ha perdido.
Quizás estas líneas anteriores sean tu experiencia también, ten valor y sigue. El Señor está contigo. Antes de comenzar, tómate un tiempo y cántale una adoración al Señor, que siga brotando hacia Él un perfume agradable desde tu corazón. El Señor está conTigo, Él no te abandonará. Aunque Te parezca estar en esos momentos como el Cristo Glorificado y clamas “Elí, Elí, lama sabactani” (Mateo 27:46). ¡Él está! Sí, Él está.
Padre, gracias por este día. Gracias por la oportunidad de venir a Tus pies escudriñar Tu Palabra. Gracias Señor Jesús por la vida, Tu vida. O Señor, perdóname por toda ofensa a Tu corazón en palabras, en acciones, en disposiciones, en motivaciones, en actitudes. Lávame Te suplico con la sangre de Cristo Jesús y devuélveme el Gozo de la Salvación y renuévame desde el interior Te suplico en el nombre de Cristo Jesús. O Señor, desarraiga de mi corazón cada semilla de satanás y concédeme de mantenerme fiel a Ti, a andar sobre Tus sendas y revestir Tu carácter. O Espíritu Santo, Te suplico de ayudarme para permanecer Fiel a la Palabra de Dios y al discipulado a Cristo Jesús. Te admiro y amo Señor Jesús. Quiero ser como Tu. Concédeme de menguar más en el día de hoy y que Tú, Tu Palabra, Tu Presencia crezcan en mí. Ven y guíame, ven y corrígeme. Transcribe Tu Palabra en mi corazón. Sopla Tu aliento de vida en mi ser Te suplico en el nombre de Cristo Jesús. Señor, derrama Tu Poderosa Gracia y Favor sobre nosotros y los nuestros en el día de hoy en el nombre de Cristo Jesús. ¡Amén!
Vamos a meditar estos versículos en el libro del profeta Isaías:
Isaías 42: 1-4
He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley
Isaías 40: 29-31
Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Amados, quiero animarnos a creer la Palabra de Dios como lo describe el profeta Isaías. Dios es real y Su Presencia también. No te rindas. Sabes, en el versículo dos de Isaías 42 dice “No gritará, ni alzará su, ni la hará oír en las calles”. ¿Por qué? La respuesta está en el versículo 1 del mismo capítulo: “…Yo le sostendré….he puesto sobre él mi Espíritu”. La vida está llena de situaciones adversas en todas las áreas y en muchas dimensiones. Y además ciertamente existen personas que no desean el bien, tu bien. Y muchas veces esto nos lleva al agotamiento interno, al desgaste, a una asfixia. Creo que el boom de las necesidades de atención en la salud mental aumentó mucho durante la pandemia porque el tiempo de convivencia en núcleo también aumentó. Las personas empezaron a pesar más tiempo junto en un circulo determinado y es bien difícil para el humano como lo describe Arthur Schopenhauer en su fábula: los puercoespines, como los seres humanos, tienen espinas y es imposible que convivan sin rozarse y lastimarse. Y el problema es que tenemos poca capacidad de soportar la adversidad nosotros en nuestra propia cuenta. Para enfrentar esto, varias veces adaptamos formas y disposiciones aún más dañinas y que distorsionan nuestra identidad genuina. Pero hay una buena noticia, El Espíritu del Señor para sostenernos para no llegar al punto de “gritar, alzar la voz”. El Espíritu del Señor para darnos nuevas fuerzas. El pasaje de Isaías 40 en sus versos 29 al 31, no se trata solamente de las fuerzas físicas, sino también de las fuerzas interiores. El Señor es suficiente para darte las fuerzas para avanzar, para seguir adelante. Puedes sacar fuerzas de Él, agarrándote de Su mano. Él lo ha prometido: Él te sostendrá. Dará nuevas fuerzas para seguir adelante en tu matrimonio, en tu relación con tus familiares, colegas, contigo mismo. Él te bendecirá con el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) para perseverar y ser edificado. Al final, todo esto conduce a tu crecimiento, son más adornos y coronas para tu alma y todo tu ser. Jamás lamentarás haber crecido aunque sea a través un doloroso ensanchamiento de corazón. ¿Dónde sacar fuerzas para una vida de perdón continuo, perpetuo? El Espíritu del Señor te sostendrá, te dará nuevas fuerzas y te equipará con Su fruto. ¡Aleluya! No estamos solos. O Señor, ruego por un soplo poderoso de Tu Santo Espíritu sobre nosotros a esta hora. O Señor, permite que Tu Iglesia Te conozcas. Conceda a cada uno leyendo esto ahora en estos momentos el Poder agarrarse de Ti en esta vida hoy y por siempre.
Gracias Señor Jesús por Tu Luz. Gracias Señor Jesús por la vida. Gracias Señor por Tu Palabra que es espíritu y vida. Te suplico que la guardes en mi corazón y me concedas de obedecerla en el nombre de Cristo Jesús. O Señor, concédeme de conocer al Espíritu Santo y enséñame a sacar fuerzas de mi relación, conocimiento y comunión con Él en el nombre de Cristo Jesús. Concédeme de revestir, de entrar en la experiencia del fruto del Espíritu Te suplico en el nombre de Cristo Jesús. O Señor, sosténme Te suplico y renueva mis fuerzas en el nombre de Cristo Jesús, Amen!