Salir de Egipto, pero pensando como Egipto.

¡Gloria a Dios! Amados hermanos, el Señor te bendiga y prospere cada área de tu vida y de los tuyos. No olvides de bendecir cada uno de tus familiares nombre por nombre en el nombre de Cristo Jesús. Acuérdate que eres un sacerdote, un levita en tu casa, en tu familia. Bendice, siempre bendice. Vamos a la meditación del día de hoy:
Gracias Señor Jesús por la oportunidad de venir en Tu Presencia, a Tus Pies para ser instruido en la Verdad, Tu Palabra es la Verdad. Padre, perdóname por toda ofensa a Tu corazón en palabras, en acciones, en pensamientos, en disposiciones, en actitudes, en motivaciones y en omisiones. O Señor, lávame, renuévame Te suplico en el nombre de Cristo Jesús. O Señor, ilumina mis ojos sobre las maravillas de Tu Palabra y transcríbela en mi corazón. Desarraiga de mi toda semilla del maligno y concédeme de ser un poquito más como Tu Hijo glorificado en el día de hoy en el nombre de Cristo Jesús, Amén! Padre, derrame Tu Poderosa Gracia y Favor sobre mí y los míos en el día de hoy.
Amados, meditemos en la Palabra de Dios en
1 Juan 2: 15-16
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
En general, se considera que una persona es mundana por su apariencia. O sea en una congregación, se juzga una hermana por un vestido y se la clasifica como mundana. O a un hermano por su carro o por la visita a unos socios que no están en Cristo. Pero hoy quiero que veamos desde la Palabra lo que es la identidad mundana y clamar al Señor que te abra los ojos, y convencido-clamar por tu liberación y tomar medidas concretas para cambiar con la Ayuda del Espíritu Santo a la Luz de la Palabra. Sugiero la lectura completa del libro de Watchman Nee llamado “No Améis al mundo” para profundizar el tema.
El mundo es un sistema de valores que condicionan nuestras vidas. Es principalmente una forma de pensar, de ver y de relacionarse. Muchos hermanos al venir a Cristo, no toman el tiempo de trabajar la regeneración de la inteligencia y la formación de los fundamentos de la nueva vida que han entrada. Y se encuentra “viviendo” dentro del Reino de Dios con fundamentos, principios, valores y sus actitudes y hábitos consecuentes desde el mundo. Ser mundano es vivir dirigido por los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Date cuenta que nos estamos refiriendo a una interacción de lo que está pegado a ti, es decir tu carne, tus ojos. Son tus órganos a través de los cuales recibes informaciones. Pero el procesamiento de la información depende de tu corazón. Y por esto que empieza la instrucción del apóstol diciendo: No améis. Porque se trata de amor. Y es cuando amas que te sujetas, que te dejas llevar, que las concupiscencias se establecen. Y el Amor del mundo reina donde no reina el Amor del Padre. Y donde reina el Amor del Padre la obediencia a Su Palabra y a Sus Principios se transforman en meta y el Espíritu los lleva a cumplimiento. ¿La preguntas esta mañana es amas al Padre? Pero creo que es importante preguntarte si crees que el Padre te ama y Sus instrucciones son para tu bien. Ser mundano a la verdad es no amar al Padre, no amar al Padre no estar sujeto a Su Palabra. Un ejemplo es ser orgulloso. El orgulloso es un mundano por excelencia porque está concentrado en sí. No está siendo discípulo de Cristo Jesús de quién el apóstol Pablo escribió Filipenses 2:5-8. Debemos cuidar y desaprender de tantas enseñanzas hoy día que están orientados hacia el amor propio, centrándose en los deseos de la carne, de cómo nos ven y valores para cumplir con estándares de la vida sin Dios. Te invito a confrontarte. Pon delante de ti área por área, cada persona o grupo de personas, cosas o lugares con te relacionas y pregúntate: ¿En base a qué principios me estoy relacionando con esto o aquello? Es desde la Palabra de Dios o el mundo. El mundo constituye todas las enseñanzas que hemos recibido consciente o inconscientemente fuera de la Palabra de Dios. Para muchos antes de venir a Cristo incluso era nuestra identidad completa. Y puedes tener años en la casa de Dios pero posiblemente nunca has abierto o llevado a la confrontación de la luz de la Palabra de Dios ciertas áreas de tu vida y has permanecido mundano, discípulo de principios y valores basado en el amor al “yo”, el egocentrismo y la gratificación personal.
Padre Te suplico que me abras los ojos. O Santo Espíritu paséaTe en cada esquina de mi mente y de mi corazón y destapa toda identidad mundana. O Señor, que venga Tu Reino en cada porción de mi vida y de mi ser en el nombre de Cristo Jesús, Amén!